A Mauro Muñiz, de pequeño, sus papás
le apuntaron a solfeo. Y ser el niño rubito que va a música... es algo que te
deja marcado para siempre, claro.
Porque sí, tus compañeros de clase te llaman
nena. Mauro bajaba la cabeza y claro, tanto acumular mala
leche no podía ser bueno. Y ahí apareció Don Mauro. Y enseguida
empezó a malmeterle: que si puestos a tocar el piano que se dejara de la mierda
del Chopin... y Mauro terminó siendo teclista de "La Cabra Mecánica";
en el disco "Cabrón", para más señas.
Pero
no era suficiente: la úlcera de Mauro crecía a marchas forzadas y... cada vez
era más difícil controlar a Don Mauro. Así que... decidió dejarle suelto, qué
coño. Y de perdidos, al río: que se subiera a un escenario y dijera desde allí
todo lo que A ÉL LE ESTABA REPUDRIENDO POR DENTROOOOO... JODERRRR!!! Y
bueno, el resto es historia.